La conferencia discurrió más o menos como se podía esperar, muy similar al documental con el que Gore ganó un Oscar, pero con algunos datos actualizados. Pero expondré algunos puntos que no me gustaron demasiado:
- El sonido. El conferenciante se vio con mil problemas con los micrófonos inalámbricos y finalmente no le quedó mas remedio que hacer casi toda la conferencia sin moverse del atril. Un desastre de ingeniero de sonido.
- La traducción. Me hice con uno de esos aparatos de traducción simultánea, (aunque eso es en la teoría, la practica fue muy diferente) que repartían en el hall del auditorio. La recepción del sonido era buena, lo malo era la traductora. ¡Por dios! Era demencial, muchos fragmentos de la conferencia perdía el hilo de lo que decía el conferenciante y se los pasaba sin decir nada o diciendo un “Eeeehhh” hasta que recuperaba el ritmo de la traducción, aunque eso tampoco sirvió de mucho, porque estoy seguro de que aquella mujer no se escuchaba lo que decía ¡NO TENIA NINGUN SENTIDO! Traducía mecánicamente sin importarle si lo que decía tenia coherencia o no. A los 10 minutos apagué el cacharro por el bien de la poca salud mental que me queda.
- El público. Mas concretamente la falta de civismo del público que desconoce que también a los espectadores se les exige un poco de respeto a las personas que están hablando en el escenario y esperar sentados hasta que se baja el telón. Ya que muchos de los asistentes aprovecharon para marcharse cuando se encendieron las luces. Papis y mamis del mundo, hay que enseñar educación a los niños para que en el futuro no se comporten como garrulos ante los demás, aunque, bueno… también hay cada padre….
Por lo demás, la soltura, el saber hacer y el estilo que tiene el sr. Gore fueron razones suficientes para agradarme la velada.
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