Mr. Condor, Mr. Alberto, Mr. Mario y un servidor acordamos emprender una mañana de sano y entretenido senderismo por los hermosos paisajes de nuestra isla. La ruta nos llevaba desde Santa Brígida al Campus Universitario en Tafira recorriendo el barranco de Guiniguada.
En la estación las cosas comenzaron a torcerse, quizás era una señal para no continuar, pero nuestra terquedad y estupidez no nos permitió ver las advertencias. El primer problema: al Sr. Condor se le olvidaron en la casa las fichas de la ruta de la caminata, raudo se dirigió a su domicilio mientras que los demás le esperamos allí hasta que volvió justo a tiempo para coger la guagua.
Cuando llegamos a Santa Brígida el clima estaba húmedo y las lluvias eran intermitentes, el encontrarnos con barro en nuestro recorrido era mas que una certeza, era un axioma ineludible y eso produjo el segundo de los problemas del día: el Sr. Alberto no llevaba el calzado adecuado. Tenía unas zapatillas que mas parecían unas babuchas con cordones. El problema tuvo una fácil pero cara solución, se compró un calzado mucho mas adecuado en una zapatería del pueblo, un par de gruesas botas que le salieron por unos 80€, casi nada.
na vez abajo el Sr. Condor nos comunicó que en un punto concreto del trayecto debíamos tomar un desvió a la derecha, pero ninguno se acordó de ese punto hasta que era demasiado tarde, así que seguimos internándonos por una senda que nos llevaría a la que después descubrimos que era la parte NEFASTA del barranco. Un camino tortuoso con sitios verdaderamente difíciles de atravesar y con un rió de aguas fecales que nos
despertaba el sentido del olfato a olores realmente repugnantes, algunos sufrimos de arcadas y el Sr. Alberto que iba comiéndose un bocadillo lo tubo que tirar de las fatigas que le entraron. A mitad del camino nos detuvimos para averiguar en donde coño estábamos en ese momento y cometí el error de apoyar mi peso en la endeble caña que había cogido para ayudarme como bastón, cuando esta cedió rompiendose y provocando que perdiera equilibrio, el tobillo izquierdo se me dobló levemente, en ese momento no sentí ningún dolor, y pensé “¡Buf! del esguince que me libré”. Continuamos la marcha por el barranco hacia alguna parte ya que si seguíamos caminado en algún momento llegaríamos a algún lugar, ¿o no?.
A medida que seguíamos caminado el pié fue molestándome cada vez mas, al mismo ritmo que el animo en el grupo iba disminuyendo, el triste paisaje lleno de desechos y el no saber donde estábamos ni cuando iba a terminar aquello comenzó a despertarnos el deseo de finalizar aquello de alguna forma honrosa pero breve. Un tiempo después de comernos nuestros sendos bocatas en uno de los lugares menos sucios que habíamos encontrado llegamos a una carretera, con una señal de que por allí pasaban guaguas, ergo, podríamos coger una que nos sacara de aquel lugar, pero aquella señal no tenía horarios de cuando pasaban las guagas. En ese momento el pié me dolía bastante y mi cojera era mas que evidente así que alli nos quedamos con la esperanza de que pasara la guagua, pero en una carretera perdida como aquella teníamos serias dudas que de el transporte público por allí fuera frecuente.
El resto de nuestra aventura nos la pasamos en aquella parada repasando el mapa y preguntándonos en donde cojones nos habíamos equivocado. Cuando llegamos a Las Palmas el pié me dolía horrorosamente, así que pasé por el servicio de urgencias antes de ir por mi casa y como buen hipocondríaco temiéndome lo peor. Después de un breve examen me diagnosticaron una “Metafornalgia” no se si lo he escrito bien pero no he encontrado ninguna referencia en Internet, al final era solo una inflamación de los ligamentos del pié, me
inyectaron un anti inflamatorio y para casa.
4 comentarios:
¡JAAAAAJAJAJJAAAAAAAA! Lo más gracioso de todo es que, viendo las fotos, yo sí sabía dónde estaban ustedes. Recuerden que suelo pasar por las inmediaciones cuando voy a casa de mis suegros }:-) Tiene guasa la cosa, jojojojojo.
A ver si voy a tener que ir yo para guiarlos...
En ningún momento estuvimos perdidos, eso era un barranco y todos los barrancos llevan al mar... lo que no sabíamos era cuánto faltaba XD
Al calvo ni caso, que ya tiene demasiada experiencia perdiendose. :P
Dios! Que horrible exactitud. Pues sí, yo la llamé la caminata fecal. Pocas veces hemos tenido el placer de sentir un olor igual. Pero es la primera vez en la vida que intento no caerme en él.
A pesar de todo, reconozco que me he "divertío" con Oli, Isra y Mario.
Me alegra saber que estás mejor del tobillo!!
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