El juicio final

Ya lo decía yo. Lo de Eurovisión no era casualidad. Las hijas de tomate… Lordi… Eran señales que no supimos ver ni descifrar. El último Papa… Un español campeón de Formula 1… El PP en la oposición… El éxito del Koala… Cosas inexplicables. Solo falta que me toque la lotería, o, que me despierte y me encuentre a Charlize Theron en la cama. Eso solo podría significar una cosa… Se acerca la hora.

Hoy es el sexto día del sexto mes del año 2006. Hoy, según las profecías, alumbrarán al hijo de Mefistófeles, del Ángel Caído, de aquel que tiene mil nombres. Si. Aquel que se apoderará del mundo y lo convertirá en su reino demoníaco, todo para complacer a su opá “¡Opá! Vi jazé DE LA TIERRA UN INFIERNOOOO”. Pues se puede tomar unas vacaciones porque Bush ya le ha hecho la mitad del trabajo.

¡Vamos todos a la iglesia a rezar y a prepararnos para el fin del mundo!. No es ninguna broma. En Europa, en la edad media, se produjo un acontecimiento inaudito. Cuando se aproximaba el año mil, se extendió la idea de que con la llegada del primer milenio, llegaría acompañado por final del mundo. Este pensamiento se arraigó tanto, que casi toda la población europea abandonaron trabajos y cosechas para dedicarse al rezo y a esperar a que llegara el final. Esto tuvo un impacto brutal en la economía y muchos señores feudales, alarmados ante la perdida de su mano de obra, obligaron a los sacerdotes a pregonar que lo del fin del mundo era un bulo y que la gente debía de regresar a sus vidas. Este acontecimiento tuvo su relevancia incluso en el arte y la arquitectura de las iglesias ya que con el nuevo milenio se pasó del oscuro y lúgubre arte románico en la que los templos parecían unos búnkeres, al más luminoso y colorido del gótico. Lo curioso es que fue una de las pocas veces de la historia en la que al poder no le convenía tener una población asustada.

Pues nada, a ponerse de rodillas y a rezar, que se van a abrir las puertas del infierno. Estas cosillas me ponen un poco a pesar de no ser creyente, me debe quedar algún residuo de la educación que me dieron.

P.D. La imagen de la derecha es el infierno según Hyeronimus Bosch, mas conocido como El Bosco. Este cuadro forma parte del tríptico titulado El Juicio Final.