jueves, mayo 25, 2006

El saqueador de la historia.

Recuerdo haber leído una vez en alguna publicación considerada seria, un artículo en el que se decía que el personaje cinematográfico de Indiana Jones estaba inspirado en la persona de Howard Carter, una afirmación completamente alejada de la realidad. Carter fue un arqueólogo y un egiptólogo de gran talento e inteligencia, que hizo el mayor descubrimiento de la egiptología, en lo que hoy se conoce como el Valle de los Reyes descubrió los sepulcros de muchos de los grandes faraones del antiguo Egipto. Sin embargo, Carter no era una persona especialmente aventurera, era tímido, inseguro y con tendencia a la depresión. Rasgos con los que no se caracteriza el héroe cinematográfico.

Quizás encontremos más paralelismo con otro personaje no muy destacado en la historia de la egiptología, quizás porque no era arqueólogo, quizás porque nunca le interesó la historia del antiguo Egipto, quizás porque su único interés con el arte del Egipto de los faraones era el de saquear sus obras de artes. Este personaje era Giovanni Battista Belzoni.

Belzoni nació en Padua en 1778. Hijo de un barbero. Era un italiano de una Italia que todavía no existia en el mapa, una italia dividida, convulsa, en la que el joven Belzoni no pudo evitar verse envuelto en intrigas políticas por las que tuvo que huir a Londres, allí, gracias a sus características físicas (media casi dos metros y poesía una gran forma física) consiguió trabajo como forzudo en un circo, sacando tiempo para sus estudios de ingeniería. Una vez terminó sus estudios se trasladó a Egipto para intentar vender una rueda mecánica que había diseñado para sacar agua de los pozos. Pero los negocios no le fueron tan bien como esperaba. Durante ese tiempo realizó muy buenos contactos en el consulado británico y descubrió lo lucrativo que podía ser el negocio de las antigüedades Egipcias.

Sus técnicas eran las propias de un saqueador mas que las de un científico, recordemos que a Belzoni le interesaba el objeto en sí y no la historia que podría conllevar ese objeto. Utilizaba metodos expeditivos, como el de abrir los sarcófagos con un ariete o la de tallar su nombre junto al de los faraones en el templo de Abú Simbel.

Un gran proyecto llamó su atención: la escultura de la cabeza de Ramsés II, conocida tambien como El Joven Memnón, había sido descubierta en el Ramesseum (templo funerario de dicho faraón en Tebas). Tanto el cónsul británico como el francés tenían interés en su adquisición. La gigantesca estatua debía ser trasladada al museo Británico, pero ¿cómo mover 60.000 kilos de piedra tallada? Belzoni era el más apropiado para lograrlo. El traslado del coloso por el Nilo fue muy duro dado su enorme peso y volumen.

Se vio envuelto en una dinámica que franceses e ingleses iniciaron al repartir los derechos de explotación de gran parte del territorio egipcio.

Se embarcó, en un viaje por el Nilo, para recuperar el gran obelisco hallado en la isla de File. La operación, muy laboriosa, terminó con una monumental trifulca por la propiedad de la pieza entre la expedición de Belzoni y otra expedición financiada por los franceses para hacerse con la pieza. Un disputado viaje de vuelta por el Nilo en la que el gran obelisco cambió de manos varias veces y que se enfrentaron a tiros al mas propio estilo Far West.

Durante algunos años viajó por Italia, Francia, Rusia e Inglaterra, codeandose con la aristocracia y encontrando nuevos coleccionistas al los que vender sus antigüedades.

Vió una nueva oportunidad cuando se enteró de que las sociedades científicas y geográficas de Francia e Inglaterra ofrecían premios para quien abriera la ruta de la ciudad de Tumbuctú (Malí). Era un viaje duro, pues suponía atravesar partes inhóspitas de África a temperaturas extremas y en condiciones muy precarias. Belzoni seguía siendo un hombre fuerte, aunque ya pasaba de los 40, una edad considerable para la época. Lo cierto es que nunca llegó a Tumbuctú, porque murió víctima de una disentería. Fue enterrado en Gwato. Dejó en una bolsa el anillo que le había regalado el zar Alejandro de Rusia. Era para Sarah, su mujer.

Belzoni fue considerado un su tiempo, y aun hoy lo es, como un saqueador, sin embargo, y sin él quererlo realizó muchos de los grandes descubrimientos de la egiptología.

Si quieren saber más sobre la apasionante vida de este personaje les recomiendo que se lean el libro de Marco Zatterin, El gigante del Nilo (Mondadori).

Y a ver cuando hacen la película. ;-)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Coño, Isra, ¿por qué no metes esta información en la Wikipedia? La verdad es que se nota que te has documentado a gusto, jijiji.

For the Alliance!

Isra dijo...

No lo hago porque todavia no soy tan geek como otros.

For the Alliance! camarada.

Anónimo dijo...

Te juntas con geeks, luego eres un geek. No te resistas, hijo mío. Ven con nosssssotrossssssss. Somos muchossssssssss. Se está bien aquí abajoooooooooooo.

Isra dijo...

Nooo... supongo que no sirve de nada resistirse, acabaré publicandolo en el wikipedia, el santa santorum de los geeks.

Anónimo dijo...
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