jueves, junio 08, 2006

Tiempo de cambio de tiempo

Hoy he tenido que desempolvar mi mini-ventilador. Es un aparato pequeñito cuyas aspas, a pesar de girar a suficiente velocidad como para desaparecer a la vista, no son lo bastante grandes para producir una gran corriente de aire fresco, aire fresco que comienza a ser necesario en el verano que se acerca, de ahí el motivo por el que desde hoy vuelve a ocupa un lugar estratégico en mi habitación.

Todo esto me ha hecho pensar en el tema del cambio climático. La mayoría de los científicos prevén climas para el futuro más áridos, con temperaturas más radicales, y en donde desaparecerán la primavera y el otoño, repartiéndose todo el año entre unos inviernos que pelan y unos veranos tan calurosos que rajaran las piedras, y que gran parte de la responsabilidad es de la acción directa de los seres humanos en el ecosistema. Otros científicos sostienen que esto no es verdad, que contaminar es bueno para el medio ambiente y que las grandes petroleras son unos pobres chivos expiatorios en los que se ceban los ecologistas que en el fondo son una gente muy mala, muy mala, además de unos hipéis y unos rojos. Curiosamente estos científicos están financiados por las compañías que les conviene seguir contaminando. (Me cago en su puta madre).

No obstante, hay que reconocer que el clima no es un espectro estable, el clima es cambiante y cíclico. Hace decenas de miles de años el desierto del norte de África era un vergel y los hielos del polo norte llegaban a la altura de los Alpes suizos. El declive del Egipto de los Faraones, la caída del Imperio Romano, los oscuros años de la Edad Media, o, el fracaso de los sueños de conquista de Napoleón, fueron causados por cambios climáticos, e inclusive, la misma existencia del hombre, de su evolución a homo sapiens se la debamos también a estos cambios en el clima.

Si, estamos en plena transición a un clima más hostil, menos apto para la vida, para producir los alimentos más básicos. Puede que en el futuro una ensalada sea un artículo de lujo, así que este es un buen momento para ser vegetariano. Y seguramente los humanos hemos agravado la situación, hemos abusado de la generosidad de un planeta hasta que este ha dicho: basta.

Yo por el momento, colaboro encendiendo el ventilador. Es pequeñito, quizás para que no me pese tanto en la conciencia, pero algo de aire fresco me proporciona.

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